Las personas son como un icerberg, su mayor valor está oculto. Descubrir esas habilidades y sacarles partido más allá de su lado más visible es la clave para gestionar la diversidad dentro de las empresas. Sólo un 13% de las compañías europeas cuentan con políticas que abordan esta nueva realidad.
Montse Mateos / Madrid.
Hace casi medio siglo, en la década de 1960, una profesora de Alabama que luchaba por la no discriminación, decidió hacer un pequeño experimento entre sus alumnos. Cada semana un grupo de ellos eran identificados como los menos inteligentes en función del color de sus ojos.
La docente demostró que, a diferencia del resto, los discriminados disminuían su rendimiento, y puso la primera piedra sobre la importancia de gestionar la diversidad para conseguir resultados, algo que sus alumnos, ahora adultos y en su mayoría casados con personas de distintas razas, recuerdan como un experimento muy enriquecedor. Y es que ahora no hay más que mirar a nuestro alrededor para comprobar que la diversidad de cultura, género, religión, edad raza y capacidades es un hecho en la sociedad. leer más>
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